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Enrique Dussel: «América Latina empezó una nueva historia, que yo creo irreversible»

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El filósofo argentino, radicado en México desde los años 70, afirma que, aun con altibajos y contradicciones, la región atraviesa una «primavera política» que seguirá en marcha durante todo el siglo XXI

«Mi patria chica primera es Argentina, la otra es Brasil, pero la patria grande es América Latina. Soy un latinoamericanista.» Lo dice Enrique Dussel pausadamente y en su tonada híbrida todavía quedan rastros del mendocino que alguna vez fue.

Filósofo argentino radicado desde hace cuarenta años en México, Dussel dejó dos veces su país natal. La primera fue después de recibirse en la Universidad de Cuyo. Pasó 10 años en Europa y su pensamiento crítico del eurocentrismo, dice, lo hizo sentirse un extranjero en todas partes, aquí y allá: «Todavía la mayoría de los profesores son absolutamente eurocéntricos y en filosofía, son helenocéntricos. Creen que la filosofía nació en Atenas y los mismos Heródoto, Platón y Aristóteles dicen que nuestra filosofía surgió en Egipto».

Volvió a la Argentina en 1968 y viajó por toda América Latina. En los años 70, junto con otros intelectuales argentinos, fundó la Filosofía de la liberación. Ese movimiento comprometido con la emancipación de los oprimidos y emparentado con la Teología de la Liberación, que comenzó una reforma universitaria en Mendoza, con programas de estudio de filosofía mundial no eurocéntrica, lo convirtió en blanco de amenazas y persecuciones. «El 3 de octubre de 1973 pusieron una bomba en mi casa y empezó una persecución contra nosotros. Después, cuando vino la intervención de Oscar Ivanissevich, en marzo de 1975, me echaron de la universidad. Y ya quedé desprotegido».

Este intelectual, que desde ese momento adoptó México como destino del destierro y lugar de residencia, es reconocido por sus aportes en los campos de la filosofía, la teología y la historia. «En el caso de un filósofo de la periferia, del Sur, la biografía es parte del contenido. Los europeos y los norteamericanos ya tienen hecho el lugar desde donde hablan, en cambio uno tiene que explicar muchas cosas para decir desde dónde habla», afirma.

Rector interino (2013-2014) de la Universidad Nacional Autónoma de la Ciudad de México, actualmente es profesor en el Departamento de Filosofía en la Universidad Autónoma Metropolitana (Ciudad de México) y en el Colegio de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (Ciudad Universitaria). Llegó a la Argentina para recibir el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam).

¿Qué rasgos definen la cultura latinoamericana?

Explicar América Latina es explicar la historia universal, porque los que llegaron aquí venían del extremo occidente de Occidente: Finisterre, Portugal y España. Y los que estaban acá eran el extremo oriente del Oriente. Los indígenas nuestros son todos asiáticos, por raza y por mitos. Y el choque fue el más importante de la historia universal: el extremo occidente con el extremo oriente. Eso me llevó a repensar muchas cosas y todavía lo sigo enseñando, porque todavía seguimos siendo eurocéntricos, estudiando estupideces como la Edad Antigua, Medieval y Moderna, que fue una invención de los románticos. Lo repetimos como si fuera la ciencia y es pura ideología.

Después de 200 años de las revoluciones en el continente, ¿cree que América Latina ha dejado de ser colonia?

Ha empezado a tomar conciencia de que puede dejar de ser colonia. Y esta primavera política, la de los gobiernos populares, es la segunda emancipación. Las revoluciones del 1800 fueron el primer movimiento: una cuasi independencia política, militar, pero no mental, histórica ni cultural. Y entramos en un neocolonialismo del cual no hemos salido. Por primera vez en América Latina, desde (Hugo) Chávez en adelante, empieza a plantearse en serio el tema de que vamos a ser iguales que Estados Unidos e Europa en uno o dos siglos de historia. No va a ser en cinco días, va a ser un proceso. Ahora estamos caminando con fuerza también porque ya tenemos una conciencia nueva que no se crea por genios teóricos, sino que es fruto de un proceso y de una historia. Que yo pueda decir esto es resultado de que América Latina está en otro nivel de conciencia. Es la primera vez que la «izquierda», con muchas comillas, o los progresistas empiezan a intentar hacer algo distinto.

¿Se puede hablar de primavera política cuando la región todavía exhibe índices alarmantes de pobreza, desigualdad, exclusión y corrupción?

Los procesos pueden entrar en crisis, burocratización, contradicción, pero ya empezó una nueva historia de América Latina, que yo creo irreversible. Hay primaveras que después se transforman en inviernos y después vuelven a aparecer las primaveras. Yo hablo de varias revoluciones en América Latina. La cubana de 1959, que por desgracia tiene que ser soviética y teóricamente hay poca originalidad. La chilena de Allende, una alternativa socialista democrática que, si la hubieran dejado funcionar, habría dado muchos resultados, pero Pinochet la liquidó. La sandinista de 1979, una revolución cultural que rompía los esquemas del marxismo-leninismo. Todo eso va lentamente abriendo un diagnóstico más complejo de la realidad. La revolución ya no es instantánea ni es tan clara sino que es mucho más compleja, contradictoria, toma más tiempo en el tiempo. Y después casi hay que esperar a la revolución de Chávez.

¿Cree que en Venezuela hubo una revolución y que fue exitosa?

No hay éxitos: comienza un proceso que va a tener altibajos. Ahora puede producirse un proceso de corrupción democrática, es casi normal que ocurra y es casi milagroso que no aconteciera. La burocratización de las instituciones es un proceso inevitable.

¿Qué aportó Chávez en ese proceso?

Por ejemplo, la recuperación del capital petrolero es fundamental. Estaba completamente vilipendiado en manos de una burocracia extranjerizante. El país no se beneficiaba de eso.

Tampoco parece beneficiarse mucho ahora, ¿no?

Yo no hago la apología de ningún régimen. Hay que ver la historia de cada lugar. ¿Qué era Venezuela desde la época colonial? Una capitanía general. Un lugar donde iban los piratas; un lugar que, aun en comparación con Colombia o México, era un poco tierra de nadie. Los venezolanos no han tenido una historia ni cultural ni industrial porque era un país muy diferente a los otros. Hay que conocer esa historia que ya desde 1912 está vegetando, colgada del petróleo. No se había propiciado una producción industrial, no había habido una mentalidad en algunas cosas positivamente modernas y entonces, no le podemos pedir peras al olmo. No es lo mismo Venezuela que Brasil o Argentina, pero hubo cambios fundamentales. Y dio al pueblo una conciencia. Toda esa gente marginal empezó a ser más actora. Eso no se hace en una generación o dos, lleva más tiempo. Ya no estamos en la revolución instantánea ni en los milagros, es un proceso. Empezó la primavera pero vendrán inviernos, otoños y otras primaveras. En el fin del siglo XXI habremos avanzado.

Que Venezuela tenga la inflación más alta del mundo, que haya saqueos, que haya fracturas sociales…

El hecho mismo de que Chávez se haya muerto tan joven y en tanta capacidad de conducción es una lástima, pero es una realidad. Se murió Chávez, que podría haber seguido llevando un proceso yo diría de magisterio. Que haya habido un Chávez ya fue algo excepcional: un hombre que era un militar que hizo ciencias políticas y estudió en la universidad central.

Y un hombre que hace años se levantó en armas contra el gobierno y encabezó un golpe.

Hay golpes y golpes. Pero no era un militar cualquiera, era un hombre culto, que por lo menos captaba la política. ¿Qué presidente está en ese nivel? O García Linera. En todo el mundo no hay un vicepresidente de ese nivel teórico.

Alguna vez usted le dijo a Chávez que «el liderazgo perfecto es su disolución, es cuando el líder ya no es necesario porque el pueblo ya sabe gobernar y participar». A Chávez le gustó su idea pero hizo todo lo contrario. Y cuando uno mira el mapa de América Latina, en muchos casos están lejos de eso porque siguen siendo tierras de fortísimos liderazgos.

Nunca hemos tratado teóricamente a fondo el tema del liderazgo, tampoco los socialistas. ¿Quién hizo la revolución? Lenin, Mao, Fidel, todos grandes líderes. El liderazgo es esencial en la política pero tiene que haber muchos y en todos los niveles, gente que crea lo que dice y que esté jugada, como San Martín. Fidel Castro dijo alguna vez: «Cuando un pueblo cree en alguien, es gente que se juega por lo que piensa, pero el tema es que el pueblo crea en sí mismo». Pero está complicado que un pueblo crea en sí mismo. Todos los medios de comunicación llevan al pueblo a tener una apreciación mínima de sí mismo y entregarse al primero que le hace la propaganda de la Coca Cola.

¿No les está dando demasiado poder a los medios de comunicación, que en definitiva no diseñan políticas de Estado ni implementan medidas de gobierno?

Son los que crean las condiciones para. Vos decís «yo tomo la decisión A» y puede haber sido la correcta, pero los medios de comunicación dicen que es mala, y hacen otra contraria. Si yo quiero destruir a alguien, lo puedo destruir siempre porque siempre va a haber una razón contraria. La opinión pública es el punto de partida de la política.

¿No está subestimando al ciudadano?

Eso me dicen a veces. Una vez explicaba esto y los zapatistas me dijeron: «Usted desconfía del pueblo». Pero, ¿cómo puede ser que todavía alguien vote un gobierno que vende todos los recursos comunes de un país, como el gobierno mexicano? Si está vendiendo el petróleo y está coimeando, entonces liquida a la periodista que muestra cómo coimeó. Y así tenemos una dictadura perfecta, como decía Vargas Llosa, porque aparece como democracia y es peor que la dictadura militar…

Se publicó una investigación periodística que sostiene que la hija de Chávez tendría 4000 millones de dólares. No veo en usted ninguna crítica a los excesos o a los defectos de Chávez. Y si los tuvo, me gustaría que me diga cuáles son.

La condición humana es falible. Yo pensaba que Pinochet era un hombre fanático, pero que se contentaba con el ejercicio del poder. Cuando se supo que había robado 7 millones de dólares para la familia, se me cayó Pinochet. Que la hija de Chávez haya hecho eso, bueno, la hija se me cae. Ahora, no creo que lo haya hecho Chávez. No me resulta factible. Pero si fuera cierto, diría: «Pobre, cayó como otros seres humanos». No voy a justificar a nadie. Abrió un camino que siguió con Correa, Evo Morales y mucha gente.

¿Qué piensa alguien como usted, con un compromiso político de izquierda, cuando un gobierno como el kirchnerista interviene el Indec y deja de medir pobreza?

¿Y por qué dejó de hacerlo? ¿Para qué no se viera la pobreza?

Es probable. Es una de las lecturas.

Quitar indicadores de realidad es un error porque no permite tomar las decisiones. Uno diría que está mal y, si ha aumentado la pobreza, habrá que ver por qué aumentó. Ahora bien, es un hecho lo que pasó en la Argentina a fines del siglo XX con las medidas de Menem y los neoliberales, así que todavía podría haber resultados de procesos anteriores. De todas maneras, no se puede justificar y tampoco se puede en bloque apoyar algo. Por ejemplo, en Venezuela las grandes universidades del Estado y hasta grandes profesores marxistas están en contra del proceso de Chávez y no aceptan para nada lo que se hizo. Yo he estado en Maracaibo, en una reunión de intelectuales. Fuimos a visitar a obreros del petróleo y nos recibieron cientos. A mí personalmente me pedían que les firmara un libro sobre política. Que un obrero me pida que le firme un libro que está leyendo es interesante, porque en ese libro yo digo «Usted es la sede del poder, no el Estado, ni el líder, ni nadie, todos están a su servicio».

 

Por Astrid Pikielny  

http://www.lanacion.com.ar/1819005-enrique-dussel-america-latina-empezo-una-nueva-historia-que-yo-creo-irreversible

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Iglesia

Intención de oración del Papa Francisco para marzo 2022

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La Red Mundial de Oración del Papa Francisco informó que la intención del Santo Padre para este mes de marzo de 2022 es rezar “por una respuesta cristiana a los retos de la bioética”.

“Recemos para que los cristianos, ante los nuevos desafíos de la bioética, promuevan siempre la defensa de la vida a través de la oración y de la acción social”, señala la intención.

“El Papa Francisco confía cada mes a su Red Mundial de Oración, intenciones de oración que expresan sus grandes preocupaciones por la humanidad y por la misión de la Iglesia”, afirma el sitio web de la iniciativa.

“Su intención de oración mensual es una convocatoria mundial para transformar nuestra plegaria en «gestos concretos», es una brújula para una misión de compasión por el mundo”, agrega.

Si bien esta es la intención de oración para el mes de marzo, esta no se opone al acuciante llamado del Papa Francisco para rezar por la paz en Ucrania, de manera especial este 2 de marzo, Miércoles de Ceniza e inicio de la Cuaresma.

Para este día, indica la Red Mundial de Oración del Papa, el Santo Padre ha convocado una jornada de ayuno y oración por Ucrania.

Esta intención, explica la red, ha suscitado además que el video mensual con la intención que corresponde a este mes, se posponga una semana y se difunda el próximo 8 de marzo.

 

FUENTE: https://www.aciprensa.com/noticias/esta-es-la-intencion-de-oracion-del-papa-francisco-para-marzo-16416

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Iglesia

Nuevo llamamiento del Papa por la paz en Ucrania: «¡Que callen las armas!»

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Una vez más el Papa Francisco pidió, a la hora del rezo del Ángelus dominical, que los poderosos detengan las armas y pongan fin a la guerra actualmente en curso en territorio ucraniano tras los ataques de Rusia que iniciaron el pasado 24 de febrero.

Sofía Lobos – Ciudad del Vaticano

Después de haber rezado la oración mariana del Ángelus este domingo 27 de febrero, junto a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el Papa renovó una vez más su incansable llamamiento por la paz ante la guerra que se está desarrollando en territorio ucraniano desde los ataques iniciados por Rusia, el pasado el 24 de febrero.

 

«En estos días nos hemos conmocionado por algo trágico: la guerra. Una y otra vez hemos rezado para que no se tome este camino. Y no dejamos de hablar; al contrario, rogamos a Dios con más intensidad», dijo Francisco.

2 de marzo: Jornada de oración por la paz en Ucrania

Asimismo, el Papa recordó su invitación para que el 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, todos nos unamos en un día de oración y ayuno por la paz en Ucrania: «Un día para estar cerca del sufrimiento del pueblo ucraniano, para sentir que todos somos hermanos y para implorar a Dios el fin de la guerra», añadió.

Por otra parte, el Santo Padre hizo hincapié en que, quien hace la guerra se olvida de la humanidad:

«No parte del pueblo, no mira la vida concreta de las personas, sino que antepone a todo, los intereses partidistas y el poder. Se confía a la lógica diabólica y perversa de las armas, que es la más alejada de la voluntad de Dios. Y se aleja de la gente común, que quiere la paz; y que en todos los conflictos -la gente común- es la verdadera víctima, que paga en su propia piel las locuras de la guerra».

Dios está con los que hacen la paz

Por ello, Francisco dedicó un pensamiento especial a los ancianos que en este momento buscan refugio y a las madres que huyen con sus hijos:

 

«Son hermanos y hermanas para los que es urgente abrir corredores humanitarios y que deben ser acogidos», aseveró.

Finalmente, con el corazón roto por lo que está ocurriendo en Ucrania y sin olvidar las guerras en otras partes del mundo, como Yemen, Siria, Etiopía; el Papa pidió nuevamente por la paz:

«¡Que callen las armas! Dios está con los que hacen la paz, no con los que usan la violencia. Porque quienes aman la paz, como dice la Constitución italiana, repudian la guerra como instrumento de agresión contra la libertad de otros pueblos y como medio de solución de las controversias internacionales», concluyó.

FUENTE: https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2022-02/papa-francisco-llamamiento-paz-ucrania-detengan-las-armas.html?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=NewsletterVN-ES

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Iglesia

El Papa: Es necesaria una nueva alianza entre los jóvenes y los mayores

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Hoy se celebra la primera Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores convocada por Francisco. En la homilía, preparada por el Papa y pronunciada por monseñor Rino Fisichella, en la misa para la ocasión en la Basílica Vaticana, el Pontífice subrayó la necesidad de dar vida a una nueva relación intergeneracional. “Los abuelos y los mayores no son sobras de la vida, desechos que se deben tirar”, recordó el Papa.

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Ver, compartir, custodiar: con estos tres verbos el Papa Francisco describe la relación entre generaciones, en la homilía de la misa celebrada con motivo de esta primera Jornada Mundial dedicada a los abuelos y a las personas mayores, llamando a una nueva alianza para «compartir el común tesoro de la vida», para «soñar juntos» y «preparar el futuro de todos», superando el egoísmo y la soledad. La santa misa celebrada en la Basílica Vaticana fue presidida por monseñor Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, quien además pronunció la homilía del Pontífice, inspirada en el pasaje del Evangelio de Juan que narra uno de los milagros de Jesús impulsado por la compasión hacia la multitud que le seguía. “¿Dónde compraremos pan para que coma esta gente?”, le pregunta Jesús a Felipe. Jesús no se limita a enseñar, – subraya – sino que se deja interrogar por el hambre que anida en la vida de la gente. Y, de ese modo, da de comer a la multitud distribuyendo los cinco panes de cebada y los dos pescados que un muchacho le ofreció. Al final, como sobraron bastantes pedazos de pan, les dijo a los suyos que los recogieran, «para que no se pierda nada» (v. 12).

Ver, con una mirada que sabe captar la necesidad de cada uno

El Evangelista Juan, al principio de la narración, señala este particular: Jesús levanta los ojos y ve a la multitud hambrienta después de haber caminado mucho para encontrarlo. Así inicia el milagro, con la mirada de Jesús, que no es indiferente ni está atareado, sino que advierte los espasmos del hambre que atormentan a la humanidad cansada.

Él se preocupa por nosotros, nos cuida, quiere saciar nuestra hambre de vida, de amor y de felicidad. En los ojos de Jesús descubrimos la mirada de Dios: una mirada que es atenta, que escudriña los anhelos que llevamos en el corazón, que ve la fatiga, el cansancio y la esperanza con las que vamos adelante. Una mirada que sabe captar la necesidad de cada uno. A los ojos de Dios no existe la multitud anónima, sino cada persona con su hambre.

Esta es también la mirada con la que los abuelos y los mayores han visto nuestra vida. Es el modo en el que ellos, desde nuestra infancia, se han hecho cargo de nosotros:

Habiendo tenido una vida a menudo muy sacrificada, no nos han tratado con indiferencia ni se han desentendido de nosotros, sino que han tenido ojos atentos, llenos de ternura. Cuando estábamos creciendo y nos sentíamos incomprendidos o asustados por los desafíos de la vida, se fijaron en nosotros, en lo que estaba cambiando en nuestro corazón, en nuestras lágrimas escondidas y en los sueños que llevábamos dentro. Todos hemos pasado por las rodillas de los abuelos, que nos han llevado en brazos. Y es gracias también a este amor que nos hemos convertido en adultos.

¿Qué mirada tenemos hacia los abuelos y los mayores?

Seguidamente el Obispo de Roma nos invita a preguntarnos “¿Cuándo fue la última vez que hicimos compañía o llamamos por teléfono a un anciano para manifestarle nuestra cercanía y dejarnos bendecir por sus palabras?” Y agrega:

Sufro cuando veo una sociedad que corre, atareada e indiferente, afanada en tantas cosas e incapaz de detenerse para dirigir una mirada, un saludo, una caricia. Tengo miedo de una sociedad en la que todos somos una multitud anónima e incapaces de levantar la mirada y reconocernos. Los abuelos, que han alimentado nuestra vida, hoy tienen hambre de nosotros, de nuestra atención, de nuestra ternura, de sentirnos cerca. Alcemos la mirada hacia ellos, como Jesús hace con nosotros.

Compartir, lo que somos y lo que tenemos

Francisco evidencia que Jesús, después de haber visto el hambre de aquellas personas, desea saciarlas, y realiza el milagro de la multiplicación de los panes y los peces “gracias al don de un muchacho joven”, que comparte lo que tiene, y añade:

Hoy tenemos necesidad de una nueva alianza entre los jóvenes y los mayores, de futuro, de soñar juntos, de superar los conflictos entre generaciones para preparar el futuro de todos. Sin esta alianza de vida, de sueños y de futuro, nos arriesgamos a morir de hambre, porque aumentan los vínculos rotos, las soledades, los egoísmos, las fuerzas disgregadoras. Frecuentemente, en nuestras sociedades hemos entregado la vida a la idea de que “cada uno se ocupe de sí mismo”. Pero eso mata. El Evangelio nos exhorta a compartir lo que somos y lo que tenemos, ese es el único modo en que podemos ser saciados.

Jóvenes y ancianos, juntos

“Jóvenes y ancianos juntos”: esta es la invitación de Francisco, que cita una vez más las palabras del profeta Joel (cf. Jl 3,1). “Los jóvenes, profetas del futuro que no olvidan la historia de la que provienen; los ancianos, soñadores nunca cansados que trasmiten la experiencia a los jóvenes, sin entorpecerles el camino”.

“Jóvenes y ancianos, el tesoro de la tradición y la frescura del Espíritu. Jóvenes y ancianos juntos. En la sociedad y en la Iglesia: juntos”

Custodiar a los ancianos

“A los ojos de Dios nada se debe descartar”. “Es así el corazón de Dios, afirma Francisco, no sólo nos da mucho más de lo que necesitamos, sino que se preocupa también de que nada se desperdicie, ni siquiera un fragmento”:

Es una invitación profética que hoy estamos llamados a hacer resonar en nosotros mismos y en el mundo: recoger, conservar con cuidado, custodiar. Los abuelos y los mayores no son sobras de la vida, desechos que se deben tirar. Ellos son esos valiosos pedazos de pan que han quedado sobre la mesa de nuestra vida, que pueden todavía nutrirnos con una fragancia que hemos perdido, “la fragancia de la memoria”. No perdamos la memoria de la que son portadores los mayores, porque somos hijos de esa historia, y sin raíces nos marchitaremos. Ellos nos han custodiado a lo largo de las etapas de nuestro crecimiento, ahora nos toca a nosotros custodiar su vida, aligerar sus dificultades, estar atentos a sus necesidades, crear las condiciones para que se les faciliten sus tareas diarias y no se sientan solos.

Concluyendo su homilía, el Santo Padre nos invita a preguntarnos cuánto tiempo hemos dedicado a nuestros mayores y exhorta a custodiarlos, para que no se pierda nada. Nada de su vida ni de sus sueños”:

“Por favor, no nos olvidemos de ellos. Aliémonos con ellos. Aprendamos a detenernos, a reconocerlos, a escucharlos. No los descartemos nunca. Custodiémoslos con amor. Y aprendamos a compartir el tiempo con ellos. Saldremos mejores. Y, juntos, jóvenes y ancianos, nos saciaremos en la mesa del compartir, bendecida por Dios.”

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